Por J.L.C.H

“Es fácil vivir con los ojos cerrados, interpretando mal todo lo que se ve”JOHN LENNON

Un verdadero giro ha dado la política Campechana, hoy “gobernada” aparentemente por una mujer, pero con muchas manos que detrás de luminarias fantasiosas, son las que grotescamente mecen de manera maquiavélica la cuna, teniendo alrededor a bastantes bufones quienes tan solo solo son exhibidos en su innata habilidad para repetir como pericos desesperados por sus semillitas, todo cuanto les ha sido inyectado en su vacía cavidad mental.

En Campeche se va demostrando que cuando los hechos no hablan, las palabras abundan y los descalificativos se incrementan en todas sus burdas y groseras formas en las públicas exhibiciones y en los aparatosos shows mediáticos en que se exhiben culpables creados a modo,  para aparentar que se está bien, en una realidad de sueño de terror para los campechanos, y que por sí misma dice del deterioro y la falta de amor por el solar nativo, mucho más que esos discursos políticos alabadores a  un tlatoani a quien han convertido en un Dios que en todo les da y todo les permite. Capricho cumplido al obsequiar a la niña caprichosa un otrora estado sólido en su grandeza y que a dos años se cae en su vergüenza y su abandono.

La paz en el Estado fue irrumpida por la violencia, los asesinatos y la ola de enfrentamientos con grupos criminales, que terminan provocando tanto dolor en las familias, ¡me dueles Campeche! ¡pérdidas de vidas por doquier, e incertidumbre sembrada por todos lados! pero eso parece estar minimizado por quienes hoy gobiernan y no aman ni sienten apego alguno por el estado por pertenecer a la Legión Extranjera que nos ha invadido y que, por ello, simplemente no conocen el Estado y, tan solo fueron enviados como compromiso político.

Pues bien, mientras son peras o son manzanas, la violencia crece, la injusticia sigue y la destrucción avanza a pasos agigantados conquistando los municipios del Estado, mientras las “autoridades” duermen con tranquilidad la franciscana paz emanada del idilio del Tlatoani con la princesa protegida por el ejército que tan solo se la vive esperando despertar cada día 15 y 30 para ir por el pago a su obediencia, fidelidad y lealtad hacia quienes manipulan a la sociedad con discursos que ni ellos creen.

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