El campeón se da cuenta que lo emocionante y divertido no es llegar al campeonato, si no el trayecto para llegar a él, pues a pesar de ser dueño de todo y de que todos los que lo rodean le aplauden cualquier ocurrencia y que le obedecen y hacen todo lo que él quiera, no se siente completo y que esto no es como pensó, nada es suficiente, extraña la adrenalina y el olor a sudor.

Por eso a la primera provocación de algunos que le dicen que no se le ve como un campeón, reacciona y le dice a sus incondicionales que se está aburguesando, por eso quiere volver a las calles a pelear y demostrar que sigue siendo el mejor. Sus allegados no se sienten muy convencidos, ya se sienten muy cómodos en sus nuevos espacios , pero el campeón es el campeón y él les da de comer, por lo que, como siempre hay que decirle que sí, que la gente lo extraña, que lo quiere ver nuevamente caminando las calles, buscando broncas y pelear contra las injusticias del mundo, contra la corrupción y a favor de la gente pobre, aunque él está seguro que ya no hay ,como antes cuando el peleaba en las calles ya que todo el dinero de la taquillas ordeno que se le diera a la gente necesitada, a los viejitos, a los ninis y a las personas discapacitadas.

Su secón preparan todo para que el campeón se sienta cómodo y contento sin embargo a pesar de todo lo que se ha hecho, la afición no se entusiasma con el anuncio de que el campeón regresa a las calles, por lo que es necesario traer gente, es necesario motivarlos  con algunas dádivas, ofrecer apoyos, amenazar a los que se les ha dado con quitársela lo que importa es llenar la arena.

El campeón quiere público como en sus días de gloria, quiere caminar esas calles que tantas satisfacciones le dieron y que lo ayudaron a ser campeón, pero él no es de instituciones,  él es de pelea, lo suyo lo suyo es la calle, no importa que tenga actividades ya pactadas, él se siente cómodo en el ring rodeado de toda esa gente que cree suya, las responsabilidades no son lo de él.

Se abren las arcas y se invierte en comprar gente para que aplauda y grite a favor del campeón, el hace como que no sabe que todo es un montaje con una escenografía montada a su gusto, lo bueno es que rebuscando por toda la república veinte pobres, ya son muy escasos pero son parte de la escenografía para que el campeón se emocione, su manager Adán Augusto, exige más gente sino el campeón no sale, mas camiones para gente de todos los estados.

Todo listo llego el gran día el campeón como en sus mejores días, inicia el camino de los vestidores al ring, instalado el zócalo capitalino, el público aplaude, le desea suerte, palmaditas en la espalda, le estrechan la mano, una señora de la tercera edad lo abraza y le da un beso, el continua haciendo movimientos de calentamiento llega al área VIP, saluda con entusiasmo a la gente que dice le cae mal oro explotan a los pobres, sin embargo, ya no le pares tan malas personas, porque lo han apoyado en todos sus sueños, ninguno ha podido concretar, son plebe o al menos hacen como que están de acuerdo con todo lo que dice y hace, continua avanzando ahí  en la esquina del cuadrilátero, preparado lo espera su manager y sus seconds Claudia y Marcelo, alguien dentro de la porra brava le suelta un escupitajo a Marcelo, dice la plebe que la otra secón le mando un mensaje, celos en el equipo, por fin el campeón salta al ring el estruendo de los aplausos y los gritos de ¡campeón ¡ ¡campeón¡, tu eres el mejor, te queremos, todos con su torta o su tamal y su juguito.

El campeón se mueve con agilidad en el entarimado, no cabe duda este es su hábitat los primeros dos ganchos al hígado de los fifís, dos uppercut a los neoliberales, retrocede a las cuerdas para tomar impulso y manda un cruzado de derecha a los corruptos, de los otros gobiernos, su público discretamente abandona la plaza, solo le quedan los de ringside, los obligados por estar recibiendo los beneficios del campeón, sin pena ni gloria terminan las acciones en el encordado.

El campeón se retira a los vestidores y por más que trata de sentir que gano que lleno la plaza sabe que la gente ya no fue de manera espontánea por él, como era antes, fue por la torta, el dinero por las amenazas de perder el trabajo o los beneficios que recibe, se da cuenta que se ha convertido en lo que más odiaba, pero que mucho deseaba es un hombre del sistema.

Con todo no es más que un campeón de barrio sus aspiraciones y capacidades no dan para más, desgraciadamente.