Con una inundación de sangre que jamás se había dado Campeche se proyecta a nivel nacional como un estado violento e inseguro.
Ejecutados por doquier y juramentos de que todo esto que se sucede es culpa de la oposición o es tan solo producto maquinado por imaginaciones perversas que juegan con el dolor de madres, esposas, hijos, familia de todos los ejecutados que las inútiles autoridades niegan a pesar de las pringas de sangre que quedan en el miedo y el temor de una sociedad que está viviendo los peores y terroríficos momentos de su historia.
Campeche cuna de Leyendas de piratas y de amor, Campeche en donde la historia se escribió con tañir de las campanas de catedral en la serena y provinciana existencia de sus habitantes, ¡Campeche convertido en la antesala de las luchas intestinas del poder político y el control por esas vías de ser dueños de espacios, negocios y hasta de centros de recreo que antes eran lugares de convivencia para los apacibles campechanos!
No son casualidades, ni tampoco algo que la casualidad haya traído como una aventura temporal a estos otrora tranquilos lares, porque con el paso del tiempo esto se va incrementando temerariamente y desafortunadamente los únicos que pueden respirar tranquilos son las autoridades policiales que viven escoltadas en su ineficiencia como la más grande burla a un pueblo noble y trabajador que se tiene que acostumbrar a caminar entre sangre y miedo con la fobia a lo que se mueva o refleje sombras de amenaza. ¡Este es Campeche señores, la tierra del pregonero que se esconde desde el sol y así con temor esta hasta el fin de los luceros! ¡Y ahora quien podrá salvarnos!