Columna

Entre la sabiduría del tonto y la ignorancia del sabio


Gaspar A. Herrera Farfán

 ¿Acaso es la sabiduría un rasgo con el que se nace? Algunas frases de gente importante en la materia se dejan para la apertura del presente escrito: “La verdadera sabiduría está en el reconocimiento de la propia ignorancia” Sócrates. “El conocimiento viene, la sabiduría se queda” Alfred Tennyson. “El tonto se cree sabio pero el sabio sabe que es tonto. Shakespeare.

Buena tal vez la tarea para tratar de decodificar algún mensaje oculto entre tanta sabiduría, que intenta dar respuesta al diario conflicto de saberse en una u otra posición sin lesionar las emociones personales; aunque, ¿existen realmente personas sabias o la sabiduría dependerá siempre de las situaciones que se tengan que vivir? ¡Caos mental total! ¡Levitación de la desgastada masa encefálica para entender a Grossman quien aseveró que la sabiduría es tan solo una característica, o sea, la tienes o no, pero que realmente no la puedes desarrollar mucho! ¿Entonces la situación hace al sabio? ¡Eureka la de la pata chueca!, ¡San Camilo el del grandísimo estilo que jamás pasó de moda! ¡Por eso entonces los mismos resultados en situaciones diferentes, en momentos diferentes, en tiempos diferentes! ¡Esa es la sabia respuesta que la historia presenta sin dificultades y con claridad!

No es necesario meterse al fondo de las arenas movedizas para encontrar respuestas, si apenas ayer los medios de comunicación hicieron público el enorme caudal de sabiduría que cada trienio, sexenio o cualquier tiempo marcado con el uso magistral de la manipulación, posee en la gente que encabeza el poder y lo ejerce sin más ni más, pero con el conocimiento de que nada pasará, porque si algo sucediera entonces se rompería una historia y sería el principio tal vez del fin del mundo. ¡Se aplauden inicios, se critican desarrollos y se denotan finales por los siglos de los siglos! Bueno, cabe una delicada aclaración, “que cualquier cosa que propicie alguna comparación por lo aquí escrito, ¡será mera coincidencia”!.

La vida a diario hace caminar por laberintos a los que se le tienen que encontrar salida so pena de no salir jamás de ellos, pero eso, ¿qué es lo que verdaderamente enseña? ¿Uno mismo se hace a un lado del hermoso camino de la sabiduría entregando la dirección de su propia existencia a otras personas que lo convertirán en un objeto permanente hasta que ya no sirva y termine en el enorme basurero del olvido?

No se acepta una sabiduría manejada por hábiles manos, que se hace inexistente, pero si en cambio se defiende a ultranza la ignorancia de la resistencia y del pundonor, siempre oculta detrás de las paredes, en los pasillos o en los lugares donde se dejan los desperdicios humanos naturales y se ocultan en los lugares más recónditos de tan preciado lugar, los valores, la valentía y la integridad de quienes poseen la enorme espada que los hace capaces de cambiar cualquier historia, tan solo con el fundamento de que “no hay persona tonta cuando se decide a hacer uso de su gran sabiduría”.

¡Ya no es solo asumir la perspectiva distinta de la visión habitual, sino atreverse a viajar a través del espejo personal que no solo refleje una imagen, sino que represente en toda su magnitud a un tonto que se hizo sabio pero para hacerlo tuvo que ignorar múltiples momentos que convirtió en las mejores batallas de su vida, y que lo despertaron en la grandeza de su ser como ¡hombre!, que supo caminar ENTRE LA SABIDURÍA DEL TONTO Y LA IGNORANCIA DEL SABIO!