Columna

¡El amor dura para siempre!


Gaspar Ariel Herrera Farfán


“El amor dura para siempre. Cambia de dirección y, de vez en cuando, de forma. Crece y avanza, pero una vez que has amado, ese amor siempre estará allí. Debes tener el valor de aceptar el amor cuando llegue a tu vida, y el amor siempre llega, no excluye a nadie. Lo mejor que puede ocurrirte en la vida es amar a alguien y ser correspondido”. Christoper Hansard (“El arte tibetano de la serenidad”).
 

“El amor dura para siempre”, cuan hermoso resulta tan solo pensar en que esto así sea, cuando la vida proporciona para esta afirmación, diversas respuestas, tan dispares, que da miedo el encontrarse con la contraposición de esta aseveración; experiencias diversas de sabios filósofos cotidianos, ponen en constante ebullición al cerebro, por intentar interpretaciones en los diferentes escenarios de la existencia.

Por ejemplo, cuando alguien exclama en su pregón de sabiduría que “el amor dura hasta que la esposa se entera” ¡Vaya, vaya la pitahaya de esta importante enseñanza!; o cuando alguien dice: “amaba mi empleo hasta que fui despedido por ineptitud” ¡San Caralampio de las tunas verdes, como es posible que nadie entienda el grande sacrificio de trabajar, aún en contra de la voluntad! (Si no lo creen, solo pregunten por ahí); o cuando al final del arco iris, después de una tormenta realizada entre dos y definida por uno solo, hace el milagro de la siguiente expresión; “Yo amaba mi partido, hasta que entendí que ya no existía para el dios”; uyyyy, y esto quien lo explica porque ni en la más sabia universidad se ha descubierto aún respuesta para ello. La vacuna contra el covid 19 ya circula, no así aquello que haga entender esta popular frase. ¡Hágame el favron cabor!
 
¡Las claves de este sufrimiento horroroso está en nuestra cultura, en donde se vive en un mundo basado en la idea tan solo del triunfo o del fracaso, el egoísmo y el egocentrismo, el miedo a la soledad y la enorme dificultad para aceptar la realidad tal cual es! ¡Ay jacaranda, cuando dejaste de florear!; Los seres humanos siempre buscan escapar de la realidad cuando esta no favorece a sus querencias y requerimientos y siempre andan justificando todo, esperando tan solo el milagro del reencuentro con la varita mágica, que genere cambios,  sin hacer el más mínimo esfuerzo para que esto se pudiera dar en realidad; apostarle a un águila o sol es aceptar la incapacidad personal exhibiendo la pereza de aplicar la dinámica que realimente la energía personal, y proporcione con ello, el inmenso valor de no ser una basura estática, sino un ser vivo que en sus capacidades, busque todos los cotos de oportunidad para su existencia. ¡Ayayay papita frita que frase con tocino y con jamón!
 
Pero oh decepción cuando el diario devenir va enseñando que los sentimientos y las emociones surgen y viven libres y aunque se pueda trabajar en uno mismo, mejor se vive en la eterna justificación de que nada se puede hacer mientras los demás no cambien ni se transformen. ¡Craso error!, ¡Los otros son los otros y uno es uno!, ¡La mínima acción puede llegar a convertirse en el más grande ejemplo! ¡Por mínima que sea la parte que a uno le toque, pues eso es lo que hay que hacer, no por el amor a los demás, sino por el amor y el enorme valor a uno mismo!, pero al no hacerlo se sigue demostrando esa escasa tolerancia a la frustración, a la negativa de aceptación de un “no” que genera impotencia y derrumba importancia, aniquilando de manerta total al individuo, al hacerlo perder la conciencia y convertirlo tan solo en un receptor de órdenes y mandatos sin pensamiento ni razón, haciéndolo olvidar que ¡EL AMOR DURA PARA SIEMPRE!