Por José L. Can Hau

Hasta cuando los niños dejarán de llorar por hambre. Hasta cuando se dejará de mirar la pobreza con ojos de desprecio.

Hasta cuando se decidirá poner fin a una clase política de herederos.

Hasta cuando se tendrá un país justo y democrático.

Hasta cuando el pobre podrá ser escuchado.

Hasta cuando, Dios hasta cuando.

Los escritores siempre suelen contar sus historias, de acuerdo a como ellos ven el mundo. A veces dejando el ingrediente más importante fuera, por temor a incomodar a los llamados Dioses de un país ( presidentes).

La realidad contada desde una casa de negocios o sea la política, siempre lleva algo de verdad, es como la leyenda que se sustenta de interpretaciones pero que al paso de los años se adoptado como verdad, se va propagando en las mentes con la ayuda de la manipulación, debido a que las autoridades casi nunca se equivocan o comenten errores.

 Ya no se está en tiempo de retroceder, pero tampoco de repetir lo que no le hace bien a un país. Combatir con educación es la desesperación para muchos líderes acostumbrados a la rebeldía. No hay oposición mejor representada que la fuerza del propio pueblo, los que se dicen ser oposición tan solo defienden los bolsillos de su partido político, hasta parece que el país compiten a diario en las creaciones de escuelas y partidos políticos.