La “Sociedad” es el conjunto de relaciones coexistenciales entre seres que comparten “valores, fines, sentimientos con intereses racionalizados y unificados”, aunque cuando este fenómeno artificioso asume un rol dinámico cambia su denominación a “Estado”.
M. Espinoza C. ¡Cuándo el pueblo deja de ser sociedad para convertirse tan solo en un organismo autómata del estado!, ¡Cuándo se compartieron, tal vez no equitativamente, pero de manera democrática y por justicia, valores, fines y sentimientos, cuando desde el primer momento se marcan territorios y límites para la circulación que impiden los derechos sociales que entre pueblo y poder tan solo resultan agua y aceite!; ya se ha perdido incluso, el ejercicio de los más elementales derechos, cuando la libre participación ciudadana fue asesinada por las imposiciones de quienes pregonan poseer el suero milagroso realizado con las aguas transparentes de la honestidad, que lucha para esconder su abierta deshonestidad, detrás de una foto de pureza y castidad digna de competir en procesos de beatificación, para las nuevas santificaciones políticas, como “San dedito del ultimátum”, “Santa mano milagrosa sin ampollas”, “lengua divina que nombra poder y perpetuidad”, y así, muchos que compiten a nombre del pueblo, sin saber siquiera lo que eso signifique.
Muchas organizaciones y representaciones colectivas que ante el grito del pastor, balan cual mansas ovejas para entregar su rebaño al tiroteo a mansalva de mentiras, promesas tan falsas como que el covid 19 ya entró a arreglos con los dueños de conciencias, de vidas y de tiempos; gente que tras la herencia maldita de la Malinche, puso grilletes en el cuello de sus hermanos para entregar las joyas de su integridad y el oro de su vergüenza, a quienes al final tan solo los utilizarán y cuando ya no les sirvan: ¡bye, bye my love!, ¡arrivederchi!; eso es lo peor, que entregan aún en bandejas de plata las cabezas de su propia familia, de padres, de hijos, de hermanos, por la ambición de un minuto de poder, que el tiempo mismo le habría de regresar por toda una vida de arrepentimiento y amargura.
¡Si la autoridad debe recaer en el pueblo, porqué el pueblo entonces delega esa responsabilidad a gente falsa y mentirosa que tan solo lo va a utilizar y a seguir hundiendo en la ignominia y en la pobreza! No hay más que seguir el camino de las manecillas del reloj, para ir abriendo aún más los ojos a la cruda realidad que hay que enfrentar y que en nada se parece a las promesas multicolores con que se llenaron cerebro y pensamientos.
Los que ayer te dieron la mano, hoy, ya en el poder, te ignoran y te dan la espalda; los que prometieron, simplemente por un nuevo virus mutante de la “avaricius selectus” ¡les dio amnesia!, pero ante todo, saben, creo sí cumplen con algunas de sus promesas, como aquella de “limpiaremos los pueblos de corruptos”, “ya no serán los mismos de siempre”, ¡Y la magia se hace cuando todos de repente desaparecen y ya no se les vuelve a ver, sino hasta el siguiente proceso!; o sea, ¡sí cumplen! ¡A esto se le llama acercar la política a la gente, o simplemente es amalgamar los próximos eslabones para seguir estableciendo la diferencia entre EL PUEBLO Y EL PODER?