Por Gaspar A. Herrera Farfán
“La vida es la gran maestra, atréverte a ser tú mismo en ella para poderla vivir”. Píndaro.
A pesar de los tiempos que se viven, en que se pudiera mencionar el extravío a propóstio de todas aquellas cosas que fueron quedando atrás, y que marcaban los más grandes valores familiares y sociales, dejando a mucha gente perdida en lo fundamental, desorientada y flotando sin saber bien hacia donde dirigirse, y a pesar de saber de que el mundo está terrible, éste no deja de ser apasionante, ardiente y fascinante, porque pone a prueba las más grandes virtudes, y enfrenta a la inteligencia y al valor, contra lo pusilánime y obscuro con que se maneja la existencia para dejar pasar la vida, sin sentido ni dirección.
La historia ha ido amalgamando hechos e intenciones, luces y sombras que entremezclaron lo bello con lo repugnante, entre dejos de admiración por unos, y de desdén y olvido por otros. En fin, un sinfín, o sea de todo, para todos.
Por ello se compara a la vida como un parque jurásico moderno, en donde a pesar de estar en un siglo tecnológico, los dinasaurios de siempre, ubicados hábilmente en todos lados y posiciones, tienen en sus manos la información, la educación y hasta la propia evolución, y que en veintiún años se han encargado de repetir la misma historia de todos los siglos anteriores, como un modelo exacto en una premonición maldita, de los siglos a venir, ¡óiganme flores del campo, cantarles con mi dolor! ¡Se depositó la confianza para el cambio en los jóvenes por su energía y pujanza, pero nadie se los comunicó ni tampoco se tuvo el cuidado de vigilar de cerca ese cultivo al que el virus externo encontró primero y lo contaminó de odios, de rencores, de antivalores destructores tanto del respeto como de la moral, sin permitir el ingreso de vacunas desesperantes, ni de abonos religiosos que se quedaron sin el esquema del milagro que deja en claro la sabiduría de los dichos mexicanos, poniendo a enfrentar el poco intelegible, de “tapar el pozo después de ahogado el niño”. ¡María Santísima de los milagros extemporáneos!
¡Destruídos sentimientos y manipulada intelectualidad es con lo que a diario se despierta la humanidad, que simplemente camina sin darse cuenta que tan solo gira en círculos, mientras no se busque el camino de la propia libertad!, ¡Pero cómo!, Esto es como aquel cuento italiano que ruboriza los sentidos, en que en alguna ocasión un par de pescadores atraparon entre sus redes una hermosa sirena, que en un principio los enfrentó al grado de perder su amistad de toda la vida; uno perdidamente enamorado de esa belleza y otro buscando en ella algo que no le parecía; al final, el segundo la tomó en sus brazos y la revisó concienzudamente y le dijo a su amigo ¡de regreso algua!, a lo que el otro exclamó: ¡pero perqué! Y enseñándosela antes de aventarla, el amigo le respondió: ¡pero per dónde! Y ¡zas!, de regreso al mar. No le entendí, pero lo pongo de ejemplo, pues hasta ahora, a pesar de saber que se tienen tantas cosas inservibles e infuncionales, se sigue permitiendo la creación de más en una generación de poder, antes de ¡ATREVERSE A VIVIR!