“Hay casos en que la ciudadanía no analiza perfiles, sino que se deja llevar por regalos y promesas”. FELTON.
No se está en contra de las campañas y de la publicidad personal, sino de los organismos creados para control y vigilancia, espacios burocráticos de comodidad y distinción y no de seguridad y operación. Cada determinado tiempo, por Ley establecida y aceptada por intereses personales y no por la ciudanía que jamás ha sido considerada para la validación y puesta en práctica, se autorizan recursos millonarios para el dispendio (llámese así por el uso que se les da), de campañas, sin importar si llueve, truena o relampaguea, en los términos no metafóricos de necesidad social, en que se está pasando por una pandemia mundial, que convierte apoyos para medicamentos e insumos necesarios, en pendones, dádivas y propagandas, cuando en los hospitales no hay lo necesario para atender adecuadamente situaciones como esta que la política como por arte de magia ya desapareció y el ciudadano también ya olvidó, al salir a las calles como si nada, y regresar a sus hogares cargando con un posible contagio, pero con gorra, camiseta y hasta tenis nuevos.
Son millones de pesos los destinados a las campañas, cuando no hay un control alimentario ciudadano al no existir empleos que aseguren un ingreso familiar que permita por igual, la garantía de alimentación para todos los mexicanos; quién defiende acaso la pobre exhibición a nivel mundial de la falta de organización y conocimiento que este virus vino a destapar en nuestro México; médicos sin más capacitación que sus ganas de hacer, producto de su vocación y entrega, sin equipo adecuado, insumos necesarios y formas de manejo de este letal virus y que a la larga, povocara contagio y muerte incluso entre ellos; Educación a distancia que los maestros habían conocido tan solo en las series extranjeras y que eran desde la televisión, la octava maravilla del mundo, con la capacitación docente de calidad y materiales de alta tecnología que lo hacían efectivo y funcional; ¡Sin internet!, ¡sin computadoras, tabletas o hasta cápsulas supersónicas que pudieran hacer el trabajo de traslado a ese futuro desconocido por las familias que hacen mayoría, al no saber siquiera lo que es esa cajita parlante que se llama televisión! ¡Sin planes emergentes para el manejo y administración de la economía por estar todo del lado del empresario que sin consideración protege lo suyo dejando en el desemparo al trabajador!
Y así, como el Rosario de Amozoc, muchas y más cosas que tendrán como resultado la continuidad, porque al término de este dispendio sin control, las responsabilidades de control y organización (supuestas), únicamente cambiarán de personas y de oficinas, para seguir con el mismo recorrido de siempre, con las mismas caras, sin incertidumbres, por tratarse de las mismas gentes en este tíovivo aceptado con paciencia. Por ser impuestos, la ciudadanía no analiza los perfiles de los candidatos, mucho menos sus propuestas; se observa que el sistema de “fiscalización” está controlado y manipulado por lo que se ha visto, leído y olvidado; ¡Son excesivos los recursos de campaña, y más grandes aún las necesidades de los ciudadanos que al final vienen a ser los más afectados, pues son los que viven y vivirán hasta que así decidan el cambio, con ESTA TRISTE REALIDAD!