Columna

Reflexionando...La última y ya no más


Gaspar A. Herrera Farfán

“Muchos ciudadanos se sienten secuestrados en el ejercicio de sus derechos por organizaciones que monopolizan el poder. Se hace necesario un mayor equilibrio entre los grupos políticos y la sociedad” EL PAÍS. 2014.

Desde cuando los partidos políticos han dejado de representar a la ciudadanía; su distanciamiento y falta de credibilidad ha sido por el abuso de la gente que a ellos se integran, que, sin importarles historia, valores, continuidad y respeto, destruyen en rápidos momentos, aquello que costó toda una vida y muchas vicisitudes construir. Pero ello no termina ahí, ya que quienes así actúan continúan incrustados en organismos, organizaciones e instituciones haciendo lo único que saben hacer bien ¡obrar mal!, y ni quien les diga algo, puesto que entre ángeles y querubines ellos se desenvuelven como pez en el agua, aunque sea agua putrefacta en donde se desarrollan en santa paz las pirañas de la destrucción. Entre el olor al azufre y gases del frijol con puerco, ¡bendito sea el infierno donde uno mismo es Lucifer! ¡La corrupción política propicia desconfianza e indignación, pero más enojo causa llegar a casa sin cal…cetines! ¡válgame Santa Petra la Callosa que por andar sin zapatos se le apestaron los pies!

¡Divorcio!, esa es la palabra odiosa que se escucha cuando el pastel no se reparte como el colado de la fiesta espera; y resulta que todos fueron artífices del triunfo y el dueño de la casa no tiene derecho a la fiesta, y empiezan las imposiciones, y los secuestros de derechos so pena de hacer públicas pequeñas debilidades que pesan más que un viernes santo en ayunas, por no haber amarrado a la ballena de Jonás cuando llego como una desvalida mojarrita. ¡Y se revienta la cuerda por lo más débil, al surgir reclamos y resistirse a seguir creyendo, “la última y ya no más!, cuando se ha visto pasar por delante, a los considerados enemigos mortales, ¡tras pasar por el bautisterio de conversión que les borran pecados veniales, geniales, banales y de concupiscencia! ¡Y de ser todos fantásticos pasan a ser los enemigos mortales de la creación!, Pero ya tienen el poder ejecutivo, el legislativo y el judicial, y entonces ya pa que. ¡Partitocracia que limita sustantivamente el ejercicio real de la democracia! ¡Qué margen tienen los ciudadanos para decidir la marcha real de una sociedad que camina sin saber hacia dónde va!

Solo quien jamás ha construido destruye sin piedad ni sentimientos; ¡Qué frase!, ¡qué frase!, ¡Pregúntenles a los volqueteros que en nombre de la modernidad destruyen sin piedad calles, y sin respeto, aquello que muchos años costó obtener! ¡Pregunten a los maestros rurales si sus escuelas son lo que ahora proyectan y si sus autoridades educativas de la época eludían las responsabilidades de su cargo! ¡La ley del espejo se hace presente y si los anteriores destruyeron, empezando con sus partidos y organizaciones porque jamás trabajaron para su construcción, ahora se va repitiendo la misma historia, sin cambio alguno, primero a cumplirle a los amigos para continuar con la destrucción antes de construir, de lo que queda de la historia de un municipio, de un estado o de un país! ¡bástese escuchar, estoy arrepentido, me obligaron a estar con ellos, o, no sabía, siempre viví engañado, para decir, póngase en esa fila que le va a tocar regalo; quien no escuchó en los tiempos de gloria, ¡contigo hasta la muerte!, ¡Mi lealtad está a prueba de todo! O tan solo, lo que digo con la boca, ¡lo sostengo con los…dos pies! Y como cae más rápido un hablador que un mocho, pues ahí siguen con su aureola flamígera burlándose de quien les cree.

¡Ay, San Jarocho de las alpargatas apretadas, no entiendo que cause espanto si esta historia se ha repetido tantas veces, que no debe ser sorpresa ninguno de sus resultados, aunque la pacífica esperanza continue rezando: ahora sí “LA ÚLTIMA Y YA NO MÁS!”

garihefa@hotmail com