Columna

No es que no me venga el saco, solo no es de mi medida.-Editorial


Son diez los mandamientos establecidos por la Biblia para una buena vida cristiana, son trescientos sesenta y cinco días marcados para hacer de la existencia algo verdadero y justo, pero al igual que en los grandes acontecimientos mundiales.

Los hilos siempre se rompen desde la parte más delgada, y la costumbre de eludir responsabilidades siempre será el arma más fácil de manejar, pues como dice el dicho, “cuando te equivoques exclama el nombre del que esté al lado tuyo, o simplemente exclama en voz elevada su nombre”, y el resultado de ello será que tu culpabilidad ha sido resuelta y tu habilidad ha sido comprobada para seguir caminando en los sucios caminos de la realidad disfrazada.

México es un país rico y cada seis años productor consistente en mesías que prometen limpiarlo del oprobio y de la vergüenza que se hereda como una costumbre ancestral; ahora, a la mitad del camino, se han descubierto nuevas modas, nuevos apodos, una política de la burla generadora de odios, persecuciones antes de responsabilidades de trabajo comprometido, y lo que es peor, seguir embarrando a México y a los mexicanos exponiéndolos ante el mundo como país sin ley, de asesinos y ladrones, antes de solucionar en casa, los errores que en casa se producen; pero es más fácil taparse con la cobija ajena y decir, me la dejaron rota, sucia y llena de basura, ¡pues a coserla, a lavarla y a sacar la basura, pues la capacidad prometida en campaña fue el más grande compromiso para ello, y no para seguir con el rosario de la queja diaria, a más de la mitad del camino para demostrar un verdadero gobierno, que a decir verdad, sí está cumpliendo con “primero los pobres”, pues nadie ha salido de ahí y por el contrario muchos más se suman a esa nefasta lista, por estar generando una juventud improductiva, que el día de mañana puede ser el mas grande cimiento para la delincuencia del país.

Por otro lado, y con residuos de algún otro color, se dan administraciones que se montan al caballo en una última oportunidad de escaramuza, para demostrar su habilidad de malabaristas y contorsionistas a más de excelentes prestidigitadores, que eluden las responsabilidades y el trabajo, se doblan para sacar dinero hasta debajo de las piedras en nombre de una administración que les dio la confianza y que abandonan ante el llamado de sus propias empresas personales, y además hacen desaparecer mágicamente cuanto recurso les pongan al frente, en movimientos en donde las manos, resultan más hábiles que la vista, bueno, eso creen, porque cierran los ojos y piensan que con ello ya nadie los ve; esa es la realidad de un país con nombre pero sin futuro, de un estado con historia pero convertido en un enorme teatro circense y Municipios que se pasean ante las necesidades de la gente, olvidando que algún día se cumplirá la profesía que dice “De la calle viniste, y a la calle regresarás, con la única diferencia de que ahora caminarás solo con tu soberbia”.

No hay plazo que no se cumpla ni tiempo que no se llegue, las quejas de hoy, serán las manos que cavarán las tumbas del mañana. Ante un mal director, los mejores músicos de la orquesta, fracasarán en su arte y en su conocimiento, pero cuando los músicos tienen el conocimiento de lo que hacer, entonces lo harán siempre bien, con el Director, sin el Director y a pesar del Director. Si algo fracasa es culpa del jefe, si algo sale bien, lo hicimos todos, sin necesidad del jefe. Tiempo al tiempo.