Columna

"Crucifixión a los desleales" Editorial


"Jesús es arrestado e interrogado por los líderes judíos, que luego lo llevan ante Pilato"
Juan 18:1-32

Interrogación, la palabra clave donde el orgullo, la soberbia y el temor a perder el trono se hace presente en el ser terrenal, ese ser manipulador de las masas, él único que puede señalar los errores de los demás y pide ser alabado por siempre por su séquito, a quienes mantiene con un simple sonido de dedos.

Las persecuciones en la política hoy más que nunca se aprecian a plena luz del día, en donde ante el severo calificativo de desleales, ejercido de manera unilateral y arbitraria, se les condena a la crucifixión por considerar que los títeres no pueden aspirar a más monedas de oro y el mejor vino, por pertenecer con esos nombramientos a cargos jamás pensados, a una esclavitud política eterna y sojuzgante.

Innegable la realidad, presos inocentes pagando condenas, mientras que otros se valen de la justicia por ser familiares cercanos al Reyezuelo por haber sido premiados con puestos políticos de toda índole, resguardados en lugares privilegiados y cómodos, a costa de su propia conciencia que se encarcela entre la podredumbre y la sin razón mientras la tempestad acaba con el ciudadano común quien a diario despierta con el Jesús en boca tras observar como el tiempo avanza y la injusticia tan solo es el pago por su lealtad a un comparado Dios falso creado para la ignorancia de un pueblo que acepta y obedece noblemente en la creencia de que todo ello es por el bien de todos.

¡Hay que derrotar a esos falsos Mesías! ha sido el clamor alguna vez escuchado, pues está ganando muchos seguidores, pero este supuesto Dios ha dado muestras de la grandeza de su reino y lo inmenso de su poder al decidir por tierras y hombres sin recato alguno. "Mi reino no es de aquí" fueron las humildes palabras del Nazareno del que no hemos aprendido la enseñanza del mas grande sacrificio que le costo su propia vida para heredarnos conciencia y razón, como el más grande ejemplo de amor, humildad.

Muy peligroso en el hilo delgado que se camina y que parece estar a punto de romperse y caer en un enfrentamiento por querer ser el faraón y el único capaz de nombrar traidores a quienes simplemente lo emulan y quieren ser como él. Tiempo al tiempo.