Columna

Lider o cambio, triunfo o fracaso


 Por Gaspar A. Herrera Farfán

 
“Cuando se trata del cambio organizacional obligado, las circunstancias son rechazadas, las propuestas son ignoradas y como consecuencia el fracaso siempre será más común que el éxito, porque si el líder no cambia, mucho menos lo hará la organización”. Mckinsey.
 

Que difícil resulta lo difícil, cuando lo fácil se complica por soberbia, irreverencia e ignorancia; en alguna ocasión, en las paredes de un perdido salón de clases, se escuchó un eco que al vacío repetía: “deja que los muertos descansen en paz porque su tiempo ha terminado. Seguir agarrado de él o intentar resucitarlo, tan solo traerá como consecuencia tu propia muerte”. ¡Warawarawow!; ¡Qué maravilla el ir descubriendo en el aire tanta sabiduría ignorada y que deambula libremente sin encontrar tierras fértiles en donde sembrar, desarrollar y cultivar esas semillas de crecimiento personal! Respuesta inmediata: ¡los líderes necesitan comenzar la verdadera transformación con ellos mismos, con el reconocimiento de las decisiones equivocadas, el análisis somero de los resultados y el máximo de sus esfuerzos, para demostrar acciones creíbles y no discursos empantanados en la demagogia, la mentira y la falsedad! ¡Ay sueños guajiros que siguen siendo la mano que mece la cuna!; Manfred Kets de Vries, cuanta verdad cuando escribes: “las organizaciones a lo largo del mundo están llenas de personas que son incapaces de reconocer los patrones de comportamiento repetitivo que se han vuelto disfuncionales”; ¡Ahí está el reflejo y la respuesta inmediata de una falta total de autoconciencia de liderazgo que en cascada trae como consecuencia costos altamente significativos para todos! ¡La destrucción y el empantanamiento de sus propios espacios!
 
Cuando la costumbre y el poder dan jerarquías inmerecidas a liderazgos inexistentes, ante el fracaso los sentimientos se intensifican, se generan temores convulsos ante la pérdida de control -que jamás tuvieron-, pánico a ser señalados y total cerrazón a la aceptación de equivocaciones buscando siempre culpables a modo, que después son recompensados por su probada lealtad ante la humillación y la vergüenza. ¡La educación sigue siendo la sacrificada en esta competencia por el poder sin liderazgo de organizaciones y gente sin escrúpulo! ¡Si es el pueblo el que supuestamente sale ganando después de cada elección democrática, porqué el pueblo no participa en las oportunidades que demuestren capacidades y siempre los mismos sabihondos de todos los grupos constituidos son los que pasean campantemente sus herraduras de la suerte en este tiovivo del que jamás se bajan y que es el principal escaparate de la ineptitud del líder, la mentira del cambio y la negativa al ciudadano, al triunfo por estar siempre en la fila equivocada del fracaso! ¡Antes era un grupo y un color, nada cambió, ahora es la mezcla de grupos, pero con otro color! ¡Lo mismo, pero más barato para todos, pero de gran plusvalía para los ungidos!
 
Se cree en las palabras y son las personas las que se encargan de la decepción; se prometen cambios y al llegar se ponen la misma camisa que como herencia reciben y se olvidan de la dignidad y de su propia herencia familiar. Discursan en nombre de la democracia y atacan en una demostración de servilismo malinchista que no tiene memoria y que se olvida de inmediato al saberse inamovible por su comprobada carencia de sensibilidad y respeto a sí mismo; y el ejército de enfrente siempre con miedo al fracaso que le impide tomar decisiones y lo convierte en la parte segura del triunfo del Poder que olvida a propósito adentrarse al significado de estas ignoradas palabras: “LIDER O CAMBIO, TRIUNFO O FRACASO”