Columna

Saber ser agradecido


Por Gaspar A. Herrera Farfán 

“El secreto está en ser capaces de dar las gracias sin que ocurran hechos extraordinarios; así se consigue estar más contento ante todas las circunstancias de vida”. RAIMÓN SAMSO

Escribir acerca de gratitud es meterse en terrenos pantanosos, porque cuando se trata de conceptualizar, la mayoría de quienes opinan tienen el conocimiento último acerca de la definición correcta y exacta, aunque las acciones en lo cotidiano establezcan respuestas antagónicas. ¡No hay que salirse de la línea!, fue la primera indicación al intentar ir en pos del dominio de la escritura de las primeras letras! ¡Pues de eso se trata! ¡De saber que la gratitud puede ser condicional o incodicional!; o sea, que puede ser una emoción esquiva poco duradera, dependiendo de los valores que tenga como raíz, o puede ser una actitud y un hábito de vida! ¿Habrá un intento de reflexión en estas dos interpretaciones? “estoy contigo hasta que mis intereses cambien”; o, “estoy contigo siempre y agradecido por todo y por nada, porque no existe un interés monetario o un compromiso moral, sino por que contigo camino en la felicidad y el éxito personal de vida”. ¡Zambomba, la de las explosiones en cadena! ¡Ahí tá!, ¡Ahí tá!.

Sin embargo, bueno es viajar a través de todo, para evitar caer en el concepto generalizado que en múltiples medios se tiene del mexicano, y que no viene a ser precisamente halagador: “el único que se tropieza dos o más veces con la misma piedra sin hacerla a un lado”; “ser sumamente inteligente y el único capaz de inventar la trampa aún antes que salga el producto”; “es quien ve la cagada de la mosca en una enorme pared completamente blanca”; “es quien miente de manera tan convincente que es capaz de dar la vida por su propia mentira” ¡Huayyy, que cosa tan fea! ¿Qué es lo que impide vivir el agradecimiento que busca la armonía y el equilibrio, en el milagro de la existencia de las veinticuatro horas de un día? ¡Cuantas personas se involucran para hacer posible la felicidad que permite caminar sin sobresaltos, siendo la mayoría seres desconocidos que se ocupan tan solo en hacer la felicidad colectiva! Para muestra un botón, de lo sencillo hasta va a generar enojos; ¿Quiénes intervinieron en ese frugal desayuno, en la comida, en la cena, en la paz espiritual, en el desarrollo de una labor productiva, en fin, en todo aquello que hace al ser, y que le permite estar sin contratiempos?

Si se contara cuánta gente interviene para servir, y se actuara con agradecimiento y amor, no existiría la envidía, el odio, el rencor, la soberbia, el oportunismo, el celo y las malas intenciones coronadas por pensamientos que se olvidan de agradecer y se hacen especialistas en maldecir por dejarse manejar y conducir por el egoísmo, que a la postre será la mejor escuela para quienes deseen seguir esa huella marcada. “Cuanta más gratitud sientas, más feliz serás y tu vida cambiará más rápido” Rhonda Byrne.

Para bendecir a los padres tan solo se tendrá que demostrar el significado de la extensión dejada en cada hijo y ello será suficiente para comprobar “que el árbol de sólidas raíces, siempre será reconocido por sus frutos”. ¡Eso es SABER SER AGRADECIDO!