Por Gaspar A. Herrera Farfán

“¿Crees tú que un pintor es menos hábil si después de pintar el más hermoso modelo de hombre que pueda verse y de haber dado a cada uno de sus rasgos la mayor perfección, no es capaz de demostrar que pueda existir un hombre semejante?, ¿Es posible llevar algo a la práctica tal y como se lo describe, o no está en la naturaleza de las cosas que la ejecusión se acerque menos a la verdad de la descripción aunque algunos no lo crean? En lo que a ti respecta, ¿Estás o no de acuerdo con ello?” (Diálogo entre Sócrates y Glaucón en: PLATÓN. República.
 

Interesante reflexión que permite la internación a los vericuetos de la existencia, más cuando el caminar ya ha tenido el viaje calendárico de muchas vueltas al sol y a las estrellas; cuando ya se está más allá del pecado y de la culpa, es cuando se busca el discernimiento que lleve a la respuesta que desentrañe el misterio que divide una obra de arte realizada con moldes falsos y colores inventados, al cual solo le falta hablar, lo que jamás sucederá, por ser el extremo contrario de quien en su exterior brilla y en su interior apesta, por la putrefacción que alimenta sin medida, aunque no necesariamente tenga que ser así, pero en respeto a las costumbres y tradiciones, un concepto de validez y verdad popular es “dime con quien andas y te diré quien eres”, y que nadie se ha atrevido a contradecir o a demostrar todo lo contrario pues también existen frases tan hermosamente increíbles como la que escribiera el inmortal Salvador Días Mirón: “hay plumajes que cruzan el pantana y no se manchan, ¡mi plumaje es de esos!” ¿Alguien lo ha podido demostrar?
 
¿De quien es la habilidad?, ¿de quien cree que convenció o de quien se engaña pensando en los premios a obtener por hacerse pasar por convencido? ¡Ahí está la piedra filosofal que sostiene el enorme arco de la existencia! ¡la mentira y el engaño colectivo sin razón ni pensamientos a futuro en el que verdugo, culpable y cómplices apuntan a toda la sociedad movida por intereses particulares olvidando el bienestar colectivo al dejar a los mentirosos y oportunistas en el poder arrastrando en una herencia maldita a familias, hijos y ¿dignidad?, en un espiral sin fondo que hasta ahora ha sido efectivo, pues en esa caída no ha podido despertar a los que aún duermen el bendito sueño de los ¿inocentes? ¡Los premios son tan pasajeros que que de la noche a la mañana se duerme en una supuesta opulencia, para despertarse en la cruda realidad de miseria que por decisión propia se ha decidido caminar!
 
Relaciones sociales fracturadas, capacidades individuales desperdiciadas, haciéndolas inaccesibles uno mismo, y como consecuencia los demás, por que olvidan la función y la responsabilidad, al no haber un estado de derecho que garantice sanción a quien así no lo haga. Quien hace y demuestra tiene dos caminos, y la existencia ha demostrado que siempre se escoge el camino más fácil: o se desaparece o se vende sin pensar que al venderse está desapareciendo, pues se convierte en nadie, sin dignidad, sin personalidad y sin vergüenza pero, en fin, esa es la vida ¡ENTRE MENTIRAS Y COMPLICIDAD!