Columna

Todo tiene un costo!...


Por Gaspar Ariel Herrera Farfán

Cuando la curiosidad es grande y la lectura se convierte en un placer, en una soledad acompañada, las más de las veces sin buscar, aparecen a tropel respuestas que en algún momento se consideraron perdidas, o quizá muy escondidas por algún desván; tal es el caso producto de un insomnio preparado por una inquietud que dormía plácidamente el sueño de la no aceptación, lo que permitió un encuentro fortuito con un video de Jorge Bucay, en donde en uno de sus múltiples temas afirmaba que “todo en la vida tiene un precio”, y de ahí pal real, vinieron en tumulto palabras no dichas, imágenes sin protagonistas, y viacrucis existencial sin cristos y sin maderos.
 

¡Antes tal vez, solo se habría escuchado esto como un dicho popular, que ahora el populismo ha convertido en una enorme caja de pandora, en donde saber es pecado, la verdad es culpa, la inteligencia es aberración y la sabiduría es invisible, pues se le insulta sin palabras y se le ofende sin contemplaciones; no es pensar en el cielo o en el infierno, ni tampoco es blandir como el gran martillo de Thor, la amenaza elegante, (bueno, por la imagen y la posición de quienes la hacen), de que todo tiene un precio en esta vida, y que si no eres amigo, entonces de manera inmediata ¡eres enemigo!; ¡Porqué el trabajo tendría que ser sacrificado por convertirse en piedra de zapatos que molestan el rumbo a quienes no están acostumbrados a caminar! ¡La vida es un privilegio cuyo único elemento negativo es no atreverse a vivirla con honestidad y respeto, con trabajo y esfuerzo, con humildad y perseverancia! ¡Para poder recibir, hay que atreverse a dar!,
 
Pagar el precio por las cosas que se quieren en la vida no se reduce al dinero o al poder; un joven en su inefable energía tendrá una visión diferente; una persona adulta podría ser más escéptico, pero una persona madura, aquella que socialmente se le rezaga y relega de manera despectiva en una tercera edad, ese, no tiene la energía de la juventud, ni la inseguridad de la adultez, pues ha aprendido de acciones y de consecuencias y tiene la sabiduría de la sensatez y de la determinación, cosas que el precio siempre se va a encontrar en los resultados de su seguro caminar, sin embargo confinados la mayoría en “sillas de ruedas” en un cómodo apartheid, y callados porque ya dieron lo que tenían que dar, pagan de esa manera todos sus aprendizajes, poniendo en exilio definitivo, toda su enciclopédica sabiduría.
 
Así como Bucay sigue golpeando pensamientos, así el hombre debe tocar las conciencias cerradas a piedra y lodo, no para venderles al mayoreo la razón, sino para compartir los caminos del pensamiento que permitan abrir las puertas al entendimiento, y en esa comparación, ir despertando a la vida,  redescubriendo colores desconocidos y sintiéndose los protagonistas del cambio de caminos y de sentidos, en todo aquello que los rodea, y volver a nadar en la quieta transparencia de la paz y la tranquilidad anteponiendo ante todas las cosas, que cada acción siempre traerá como consecuencia una reacción y que las decisiones personales serán los indicadores de que TODO TIENE UN COSTO!...