Por: Gaspar A. Herrera Farfán
Cuando en el 2009 surge una contingencia sanitaria en México, esto provocado por la Influenza, se desarrollan encuestas para tener en los archivos como antecedentes que pudieran servir en alguna ocasión posterior como facilitadores del manejo organizacional y social, lo cual pone en entredicho lo escrito por Ana María Fernández Poncela en su boletín científico Sapiens Research.
¿Por qué la mención de manera tan específica? ¿Algo falta acaso para seguir demostrando el fracaso o la falta de acuerdos entre quienes son los encargados de regir los destinos y la dirección de una sociedad que ubica su confianza en ellos, cuando al terminar su período o proceso barren con los documentos y las historias de dirección y administración con el considerando de que todo cuanto dejen pudiera ser usado en su contra? ¡Malhaya la raya de quien la sigue pintando sin importarles consecuencias colectivas, en la búsqueda de sus beneficios personales! ¿Alguna respuesta? ¡No tiene la culpa el indio sino el que lo hace compadre!”
Su majestad el COVID 19 llegó de tierras lejanas, y cual historia de conquistadores, empezó a demostrar fuerza y poder sin que alguien tomara la correcta dirección para armar una barrera de defensa, por el desconocimiento de las armas mortales que portaba; opiniones colectivas en supuestos, descompuestos por el afán de no quedar mal ante el desconocimiento total producto de un análisis de seguimiento nulo, y de un protagonismo para demostrar que es el momento de tronar los chicharrones sin importar en ellos las muelas que se pudieran romper; la utilización de semáforos para seguir tan solo caminando con el tiempo mas no en la obtención de resultados positivos que con seguridad, protejan la integridad de cada ciudadano; ante la risa de los estudiosos de la ciencia de las matemáticas se inventan aplanamientos de curvas que solo doblan las paralelas para hacerlas círculos descompuestos de comunicación que chocan entre sí provocando aludes de descrédito.
¿Y entonces los archivos?, ¿Las encuestas?, ¿Los organismos con información?, ¿Los especialistas pagados por todos? ¡Muertos hay!, ¡Muertos son!, ¡Muertos están los que se ubicaron como experimentos de un laboratorio inoperante por no saber qué buscar, por el desconocimiento total del enemigo a enfrentar! ¡Médicos y enfermeras cayendo en el cumplimiento de su juramento hipocrático al grado de canjear la salud, por la vida! ¡Sociedad incrédula por la falta de decisión de un liderazgo tibio y pusilánime que no concibe aún que está en el alto rango conferido por una población harta de pan con lo mismo y que pide tan solo firmeza, atención y decisión! ¡No se piden milagros porque esto no se resuelve con ellos, sino con la conjunción de esfuerzos, pero también con la congruencia de acciones que desechen la palabra hueca que solo demuestra el caminar en el tiempo hasta llegar a un final para entregar la estafeta con la desesperación de poder echar culpas a los que vienen y los que llegan estructurar su defensa en la inoperancia de los que se fueron. En fin, así y siempre.
“Solo Dios sabe lo que pasará con este virus, pues nadie es capaz de tomar decisiones propias sino hasta esperar las indicaciones de sus superiores, y con esto nos condenamos todos a muerte”, quedando SIN CULPAS, Y SIN CULPABLES”. GRITOS ANÓNIMOS.