Estados

NECESARIO CERRAR BRECHAS ENTRE GRUPOS Y REGIONES RESPECTO AL DERECHO A LA VIVIENDA


Ciudad de México, 18 de Octubre del 2018.-El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) publica el Estudio Diagnóstico del Derecho a la Vivienda Digna y Decorosa 2018 en donde se muestra el estado actual del ejercicio de este derecho social en México, destacando como prioridad la necesidad de cerrar brechas entre grupos y regiones del país al respecto. 

La metodología para elaborar este documento se basa en el Modelo Analítico del Derecho a la Vivienda Digna y Decorosa (MADV) que concibe a la vivienda como un hábitat multisistémico. Se utilizaron 55 indicadores distribuidos en tres dimensiones (disponibilidad, accesibilidad y calidad), que permitieron diagnosticar la situación en el país e igualmente identificar necesidades de información para analizar aquellas dimensiones del derecho que no pudieron medirse por la falta de información. 

Hallazgos

Accesibilidad

El análisis de la accesibilidad económica permite estimar un rezago en 14 millones de viviendas; es decir, 45% de las viviendas mexicanas requieren una nueva edificación o necesitan mejoras sustanciales. En las viviendas pertenecientes a los cuatro deciles inferiores de ingresos, el rezago de vivienda representa 58%. En el caso de las viviendas rurales de Chiapas, el rezago asciende a 96.5%, mientras que en las comunidades indígenas de la misma entidad el porcentaje de rezago en vivienda es de 79%.

Sobre la accesibilidad jurídica, 13% de las mexicanas y los mexicanos que afirman ser propietarios de sus viviendas no cuentan con un título que lo avale, situándolos en una condición de vulnerabilidad. 

La situación más apremiante está en las mujeres en el ámbito rural y en la población indígena: en ambos casos solo tres de cada diez viviendas propias con escrituras tienen a una mujer como titular o cotitular.  Esta situación se manifiesta con mayor fuerza en el ámbito rural y en la población indígena.

Adicionalmente, no existe una distribución equitativa de los subsidios para la vivienda, que en principio deberían atender a los segmentos más desfavorecidos (población por debajo de la línea de pobreza por ingresos, la población vulnerable en el ámbito rural, los estados del sur y comunidades indígenas).

En lo que a accesibilidad físico/espacial/territorial se refiere, se identificó que existen 64 mil personas que habitan espacios no construidos para habitación, viviendas móviles o refugios, los cuales podrían no contar con los elementos mínimos de habitabilidad.

Disponibilidad

La disponibilidad de equipamiento, así como de infraestructura básica, complementaria y de servicios muestra importantes desigualdades en el ámbito rural y en las periferias urbanas. La cobertura de servicios básicos es alta a nivel nacional, solo 19.3% de la población presenta carencia por acceso a los servicios básicos en la vivienda; en el ámbito rural la cobertura desciende de manera notoria, 53.1% de la población que habita en localidades rurales presenta carencia por acceso a servicios básicos en la vivienda.

Solo 73% de los hogares con tubería de agua potable cuenta con el servicio de agua diario, en tanto que 13.9% de los hogares con estas mismas características tiene agua de cuatro a seis días a la semana. Por otro lado, 13.1% de las viviendas no reciben agua más que dos o menos veces a la semana. Las personas que habitan dichas viviendas se encuentran en situación de vulnerabilidad para satisfacer necesidades más básicas como hidratación, higiene, entre otras.

En cuanto a la calidad de los espacios y los materiales de la vivienda, se identificó que 8.4% de las viviendas presentan hacinamiento, situación que se agrava particularmente en Guerrero (23.1 %), Chiapas (15.9%), Quintana Roo (14.9%) y Oaxaca (14.1%).

Calidad

Una forma de valorar la calidad de las viviendas es a través de la satisfacción de sus habitantes; al respecto, cerca de 50% de mexicanas y mexicanos reportaron sentirse satisfechos con su vivienda; a nivel estatal, Tabasco (13.9%), Guerrero (17.8%) y Tlaxcala (25.8%) son las entidades que reportan un menor nivel de satisfacción con la vivienda.

También se puede valorar la calidad de la vivienda desde su ubicación en relación con zonas de riesgo por fenómenos naturales o fuentes de contaminación. Los datos del CENAPRED muestran que 35.5% de la población está en zonas de peligro de inundaciones (principalmente Tabasco, Colima y Campeche); además, dos terceras partes de la superficie de México tiene un riesgo sísmico significativo. Respecto a las viviendas que se ubican en fuentes de contaminación no se cuenta con la información suficiente para conocer este fenómeno, por lo que igualmente se requiere avanzar en recopilar datos al respecto.

Otro aspecto que podría dar cuenta de la poca aceptabilidad de las viviendas es su abandono. Para 2010 alrededor de cinco millones de viviendas se encontraban deshabitadas. Esto podría ser resultado de la incapacidad para acceder o pagar créditos hipotecarios; la alta producción de vivienda en zonas periféricas o alejadas que se traduce en una mala ubicación (tiempos de traslado excesivos a los centros de trabajo), pero también al incremento de la violencia en algunas regiones del país.

En ese sentido, se encontró que uno de cada tres mexicanas y mexicanos desconfía de sus vecinos; uno de cada cinco ha visto o sabido de conflictos entre sus vecinos; 24.3% de los mexicanos se siente inseguro en su vivienda y más de 70% percibe inseguridad en las calles. La región centro (Estado de México, ciudad de México, Morelos, Puebla y Tlaxcala) concentra la peor calidad comunitaria medida por estas variables.

Finalmente, se requiere incluir un enfoque de sustentabilidad en la planeación y ordenamiento territorial. En ese sentido, una forma de atender el problema de infraestructura básica podría ser a través del uso de ecotecnias.